Personajes indeseables del transporte colectivo urbano – El tipo que te tranca el asiento

Este post y los próximos son para aquellos que no podemos o no queremos viajar en auto, y que además odiamos a los tacheros porque no son capaces de mantener un viaje en silencio sin decirte “pa que calor…”, y uno tiene ganas de decirle “callate y manejá mafioso hijo de puta chupavergas”.

La opción que queda (sin contar la bicicleta que te hace sudar como puto) es viajar en ómnibus -- acá podría venir una clásica reflexión pedorra que diga que nos pasamos n horas del total de nuestras vidas viajando en ómnibus -- entonces voy a hablar de aquellos habitantes de los bondis que más odio; no se incluyen a los planchas, ni a los hinchas de Peñarol, ni al chofer ya que son indeseables también abajo del ómnibus y por lo tanto el título del post debería ser Personajes indeseables de la vida.

Al primer ser que voy a atacar es al tipo/tipa que se sienta en el asiento del pasillo estando libre el de la ventana. ¿Que te pasa gil porque no te sentás contra la ventanilla? ¿tenés miedo que te tiren algo desde afuera? Cagón ¿te pensás que te vas a engripar por el vientito que entra?.

Estas personas están hechas para trancar, también son llamados trancabolas y son los mismos que hacen que el país esté estancado económicamente, lo único que los hace felices es tener ese poder de que la gente les tenga que decir “permiso me dejás pasar” yo por mi parte no me rebajo a eso y les digo “correte puto trancabolas” metiendo un codazo de cotelei a la pasada.

Pero ¿Por qué motivo lo hacen? el otro día me subí a un bondi dispuesto a averiguarlo y le pregunté a un trancabolas porqué lo hacía, me contestó señalando un vómito en el asiento de la ventanilla - parece que alguien se había comido un Mc Combo con abundantes papas fritas y luego se había sentido mal - ¿Lo qué??? dije yo ¿por eso?? y al grito de “hacete hombre” pasé por arriba del tipo y me acomodé arriba del chivo.

Después me dirigí a una señora mayor que estaba en la misma actitud y chorreando McFritas por mi pantalón le pregunté “¿Ud. porque le tranca las bolas al país? ¿le parece divertido?”, me dijo que era porque podía venir un ladrón y acorralarla contra la ventana, entonces le demostré que en el asiento en que estaba también la podía pasar mal y me quedé con sus $2.500 de jubilación y con un combo de pastillas cuyo valor rondaría los $7.000.

Lo único que te deseo trancabolas es que un día de estos vuelque el ómnibus en el que viajás y haya alguien trancándote el camino hacia la puerta de emergencia, tal como vos le trancás el camino a tanta gente.